miércoles, 15 de julio de 2009

Diciplina o Maltrato



De qué manera los padres de familia pueden darse cuenta del momento en el cual cruzan la línea que hay entre la disciplina y el maltrato infantil. Trataremos de sugerir una idea general de los pasos que se pueden dar para poder entender un poco más la forma de cómo debemos aplicar la disciplina a nuestros hijos.

• Primero: establecer los límites antes de hacerlos cumplir. Considero que es el paso más importante en cualquier proceso disciplinario, el establecer expectativas y límites razonables con anticipación. El niño tiene que saber cuál es la conducta aceptable y cuál no es, antes de considerarlo responsable del cumplimiento de las reglas.

• Segundo: cuando su hijo lo desafié de forma voluntaria, responda de forma confiada y decisiva. Una vez que el niño haya comprendido lo que se espera de él, debería sentirse responsable de comportarse como corresponde. Esto parece fácil, pero realmente no lo es, como sabe los niños por motivos inexplicables muchas veces prefieren hacer exactamente lo contrario de lo que dijo papá o mamá. Por tal motivo, al momento de ocurrir estos enfrentamientos entre padres e hijos es sumamente importante que los adultos resuelvan de una forma decisiva la situación. Nada es más destructivo para el liderazgo de los padres que verse frustrados en el intento de disciplinar a sus hijos, llegando a recurrir a las lágrimas y los gritos; entre otras evidencias de la pérdida del control. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1-4). Es muy importante que en el segundo pasaje se les ordena a los hijos que obedezcan a sus padres, pero inmediatamente se les da advertencias a los padres en cuanto a los límites de la disciplina.

• Tercero: distinga entre el desafío voluntario y la irresponsabilidad infantil. El niño no debería recibir una nalgada por haber olvidado darle de comer al perro o arreglar su cama. Hay que recordar que estas formas de conducta son típicas de la niñez. Sea amable al enseñarle a hacer mejor las cosas. Si él no responde a la instrucción paciente, entonces es el momento conveniente de administrar algún castigo bien definido (talvez hacer algún trabajo para pagar lo que arruinó, extravió o no dejarle gozar de algo).

  • • Cuarto: restaure la confianza del niño e instrúyale cuando el encuentro haya ter-minado. Después de un tiempo de conflicto, durante el cual el padre ha demostrado su derecho a dirigir (especialmente si el niño terminó llorando), es posible que quiera que se le exprese amor y la confianza le sea restaurada. Por supuesto, ¡extiéndale los brazos y déjele venir a usted!, abrácelo y dígale que lo ama y hágale saber, otra vez, por qué fue castigado y cómo puede evitar volver a tener el mismo problema. Este momento de comunicación fortalece el amor y la unión familiar.
  • • Quinto: evite hacer exigencias que son imposibles. Asegúrese por completo de que su hijo tiene la capacidad de hacer lo que usted está exigiendo. Nunca lo castigue por orinarse involuntariamente en la cama o por no obtener buenas notas en la escuela cuando no tiene la capacidad para lograr el éxito escolar. Estas exigencias, que son imposibles de cumplir, ponen al niño en un conflicto que no puede resolver y le produce un daño inevitable en su sistema emocional.
  • • Sexto: ¡permita que el amor sea su guía! Cualquier relación que esté caracterizada por cariño y amor sinceros, se encuentra en buenas condiciones, siendo también inevitable que los padres cometan errores. Es fundamental hacer ver a los padres que es necesario mantener un ambiente equilibrado, en el cual se hace uso de la disciplina cuando es necesaria; pero siempre debe ir acompañada de paciencia, cariño y respeto. Uno de los errores más grandes que cometen los padres de familia al corregir a sus hijos es el uso inadecuado de la ira, al tratar de controlarlos, no hay método más ineficaz para influir en una persona (de cualquier edad) que el uso de la irritación y el enojo. Como última referencia quiero mencionar que en la Biblia encontraremos pasajes en donde la autoridad de los padres es fuertemente apoyada. Esto se debe a que el liderazgo de los padres desempeña un papel muy importante en el desarrollo del niño. Al aprender a sujetarse a la autoridad amorosa de los padres el niño aprende a someterse a otras autoridades con las que se enfrentará más tarde en la vida. La forma en la que él ve el liderazgo de sus padres marca la pauta para sus futuras relaciones con maestros, policías, vecinos, etc. Pero sobre todo, permita que el amor sea su guía

consecuencias de la violencia infantil


Numerosos estudios hacen referencia a las consecuencias somáticas, como el retraso en el crecimiento, retrasos cognitivos e intelectuales, depresión, baja autoestima, problemas visuales, deformaciones óseas, incapacidades y aún la muerte. Menores víctimas incorporan una modalidad autoagresiva para resolver conflictos.Lo que ocurre en la infancia sigue teniendo importantes efectos 30, 40 e incluso 50 años más tarde. Unos pueden acabar con depresión crónica o alcoholismo, otros incurrir en conductas delictivas o suicidio. Generalmente estas etapas quedan ocultas con el tiempo, la vergüenza, el secreto y los tabúes sociales que impiden comentar estos temas. (Dr. Vincent Felitti, Jefe Servicio Preventivo del Programa Asistencia Médica del Centro Médico Kaiser OMS)La violencia contra niños y adolescentes es el precursor más importante que da origen a la delincuencia juvenil, para muchas víctimas que no tuvieron oportunidad de resarcir el dolor y el sufrimiento y tampoco fueron sometidos a tratamiento y rehabilitación prolongada, con el curso del tiempo no logran superar la adversidad y el resentimiento de sus primeras etapas de vida, se enrolan durante la adolescencia a grupos subversivos y delictivos (Quienes a su vez, tuvieron antecedentes de maltrato y violencia en su infancia), dando inicio a una vida criminal y vengativa, como lo demuestran prácticamente casi todos los expedientes de asesinos, narcotraficantes, secuestradores, etc. Quienes tuvieron una infancia marcada por el abuso extremo, negligencia y tortura, de tal manera que muchos de ellos de víctimas se convierten en victimarios, perpetuando el ciclo de la violencia

martes, 14 de julio de 2009

Causas de la violencia infantil


Como todos bien sabemos, las causas de este estado actual de cosas son diversas y las responsabilidades tienden a diluirse entre múltiples causalidades concurrentes.
Tan sólo para que sirvan de ordenado recordatorio, repasaremos ahora las más mencionadas, sin que ello signifique que sean necesariamente legítimas o resulten más menos influyentes
1) La pobreza estructural.
Con hogares y barrios marginales donde los niños se crían casi solos, sin atención o amparo individual, prácticamente en las calles y expuestos, desde muy pequeños, a todo tipo de influencias perversas.
2) La alimentación deficiente.
Producto de la pobreza o del abandono, los niños mal alimentados no desarrollan plenamente sus capacidades intelectuales y son más proclives a adoptar hábitos delincuenciales, además de contraer numerosas enfermedades.
3) La impiedad de los adultos.
Quienes guiados por mezquinas ambiciones o por conductas perversas someten a los niños sexualmente o los explotan laboralmente convirtiéndolos en los nuevos sostenes de sus hogares. Los castigan, los abandonan y los inducen a delinquir e incluso a matar, aprovechando tenebrosamente su calidad de penalmente ininputables.
4) La violencia intrafamiliar.
Atribuye gran parte del comportamiento violento o delictivo del niño a la influencia directa que recibió de un hogar desavenido o desestructurado, en el que han imperado el desacuerdo, la grosería y la violencia entre sus componentes. Generalmente con padres golpeadores o alcohólicos que viven en condiciones precarias
5) El abandono.
“Antes los padres se ocupaban mas de sus hijos” es una frase que surge constantemente cuando se investiga la violencia infantil. Y esto es cierto, o al menos, parcialmente cierto. En la actualidad se comprueba una nueva modalidad de abandono de los niños que no necesariamente tiene que ver con el desinterés o la falta de afecto, sino que se vincula con la necesidad de ambos padres de trabajar fuera del hogar, dejando a sus chicos solos y a su merced durante la mayor parte del día.
Y también se deberá considerar ese otro abandono, voluntario y deseado, que los padres justifican diciendo que sus hijos “deben hacer su propia experiencia”, que se les debe otorgar libertad de decisión y no coartar sus libertades.
6) La influencia de los medios de comunicación masiva.
Uno de los temas más polémicos a escala mundial, es el límite entre la libertad de prensa y la responsabilidad del medio que concreta cada publicación.
La mayoría de las opiniones coincide en que los medios deben proteger a la niñez, absteniéndose de exhibir escenas de violencia extrema o de sexo explícito, por lo menos dentro de los horarios en que se supone que los menores están mayoritariamente presentes, porque los medios de comunicación al promover la pornografía y la violencia, naturalizan un proceso peligroso al convertir a la morbosidad en una necesidad. Con sus imágenes violentas y pornográficas violan el derecho a la dignidad infantil convirtiendo en normal una práctica que debería ser patológica.

actitudes y creencias de la violencia infantil



Papalia y Olds (1998) señalan que "Los niños se ven afectados tanto por lo que sus padres hacen como por lo que piensan", es decir por las actitudes y creencias de los mismos, según este autor señala que "Podemos definir una actitud como una predisposición para responder a un estímulo en particular de una manera particular. Una actitud representa una mayor probabilidad de que una personas reaccione frente a una experiencia o comunicación dadas de una forma en particular en vez de hacerlo en otra forma"(Manheim, 1983).La actitud según Morales (1994), tiene tres componentes y son los que siguen:
Cognitivo: Consta de las percepciones de la persona sobre el objeto de la actitud y de la información que posee sobre él.
Afectivo: Si la evaluación surge más bien de experiencias intensas, de carácter positivo o negativo, con el objeto de la actitud, el proceso es afectivo. Éste está compuesto por los sentimientos que dicho objeto despierta.
Cognitivo-conductual: El tercero incluye las tendencias, disposiciones e intenciones hacia el objeto, así como las acciones dirigidas hacia él. Y finalmente es conductual si la evaluación surge de manera gradual de la implicación conductual de la persona con el objeto.
A las actitudes a veces se les suele llamar creencias pues según Manheim (1983) menciona que las creencias son observaciones de hechos o realidades, no son lo mismo que la realidad sino que representan la forma en que el individuo mira la realidad, la descripción de sí mismo, de su medio ambiente físico y social, la forma en que percibe su contexto, el medio dentro del cuál vive y acerca del cual se forma juicios y valores. Con respecto a lo anterior, cabe señalar que no todas las creencias están sujetas a prueba y para ello se señalará a continuación las dos clases de creencias.Pueden existir al menos dos clases de creencias según menciona Manheim (1983) y son las siguientes:La primera es una creencia en algo, la segunda una creencia acerca de algo. La diferencia entre las dos consiste en que la creencia en algo no se puede comprobar ni impugnar por observación, por lo menos no brevemente. Tampoco existe una manera física de medirla, aunque mucha gente cree que este tipo de creencias existe y esto influye en su conducta. Por otro lado, las creencias acerca de algo son constantemente sujetas a pruebas. Cada una de estas creencias pueden ser comprobadas. Cada creencia de este tipo puede ser juzgada a través de hechos observables y se pueden evaluar sus méritos empíricamente por tanto, este tipo de creencias son las que se evaluarán en el presente estudio. Las creencias paternas, que son las que aquí interesan según Papalia y Olds (1998) tienen origen en la cultura pues se encontró que un estudio realizado en California relacionó creencias de los padres sobre crianza, inteligencia y educación con el desempeño escolar de sus hijos (Okagaki y Steinberg, 1993). La identificación de este estudio de diferencias culturales en las creencias de los padres puede ayudar a los profesores y a los mismos padres a entender un poco más a los niños, a desarrollar una forma de vida diferente a las de ellos y darse cuenta de su propia situación

tipos de violencia infantil

Físico: implica el uso de fuerza física que va desde la la cachetada, golpes, empujones y/o lesiones graves que pueden provocar la muerte.

-Indicadores: el niño muestra
Temor al contacto con los adultos
Comportamientos agresivos o retraimientos no propios de la edad
Cambios en el rendimiento escolar ( distracciones, falta de concentración) y/o social ( no se interesa por el juego o juega poco).No habla con la familia.
Frecuentes quejas de dolores (cabeza, estómago, etc.)
Falta de cuidado en la atención de la salud general.

Emocional o psicológico: hablamos de hechos que favorecen la desvalorización, humillación, miedos y sentimientos de culpa.
Cómo se logran tales conductas:
No respetarlos como personas
Insultarlos
Quitarles o romperles sus juguetes
Encerrarlos en sus habitaciones, como forma de corrección de conductas.
Lastimar o matar a sus animales
Ser indiferentes a sus demandas
Hacerlos partícipes de las peleas de los adultos
Falta de comprensión.
Sobreexigirlos / sobreprotección

- Indicadores:
Pasividad, timidez, problemas de aprendizaje
Inhibición en los juegos
Comportamientos regresivos: succión del pulgar, pérdida del aprendizaje del control de esfínteres.

Abuso sexual: Son aquellas situaciones en las que un adulo utiliza su relación con un niño o adolescente para obtener satisfacción sexual. Las conductas abusivas pueden implicar o no contacto físico. El contacto físico incluye toda conducta en al que el agresor toque zonas de claro significado sexual.
Otras como el exhibicionismo, el pedido de realizar actividades sexuales o de participar en material pornográfico.

- Indicadores:
el niño/a comenta situaciones de abuso a una persona de confianza
Posee conocimientos sexuales inusuales para su edad
Presenta lastimaduras en genitales externos, vagina o área anal.
Dificultad para caminar o sentarse.
Pobre relación con niños de su edad.
Se fuga frecuentemente
Grave desestructuración de su personalidad

violencia infantil

el maltrato infantil
El maltrato físico infantil o trauma infantil no accidental se refiere a múltiples fracturas y otros signos de lesión que ocurren cuando se golpea a un niño con ira.
Los signos físicos de maltrato infantil solían denominarse síndrome del niño maltratado. Este síndrome se refiere a múltiples fracturas que ocurren en momentos diferentes en niños demasiado pequeños como para haber tenido fracturas como resultado de un accidente. La definición del maltrato infantil se ha pues expandido.

Las estadísticas acerca del maltrato físico de los niños son alarmantes. Se estima que cientos de miles de niños han recibido abuso y maltrato a manos de sus padres o parientes. Miles mueren. Los que sobreviven el abuso, viven marcados por el trauma emocional, que perdura mucho después de que los moretones físicos hayan desaparecido. Las comunidades y las cortes de justicia reconocen que estas Aheridas emocionales ocultas y pueden ser tratadas. El reconocer y dar tratamiento inmediato es importante para minimizar los efectos a largo plazo causados por el abuso o maltrato físico